En los
países gravemente afectados por la crisis financiera mundial, el desempleo de
los jóvenes ha alcanzado dimensiones asombrosas. El hecho de que cuatro de cada
diez jóvenes carezcan de empleo constituye una catástrofe social y económica. La
crisis financiera mundial ha empeorado la situación de «crisis antes de la
crisis» que ya existía. En todo el mundo, los jóvenes de ambos sexos tropiezan
con dificultades reales y crecientes para encontrar un trabajo decente. En los
últimos 20 años, el número de jóvenes desempleados ha triplicado, en promedio,
el de los adultos en esa situación y, en la actualidad, hay regiones en que
llega a ser cinco veces mayor que la tasa de desempleo de los adultos
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